Me encanta el pan. Lo consumo en cualquier comida e incluso cuando tomo sopa me gusta tener a mano una mollita por si las moscas. De hecho si alguna vez me cruzara con el que inventó la frase ‘Pan con pan comida de tontos’, le colgaría de los pulgares y le obligaría a tragarse sin pestañear tres hogazas de pan de pueblo mientras canta ‘Asturias patria querida’.
Bromas violentas a parte, el mundo del pan es una parte fundamental en nuestra dieta y me da la impresión de que cada vez más está volviendo a tenerse en consideración un producto como éste. Tan sencillo pero tan complejo a la vez.
El pan vuelve a estar de moda
Basta con pasear un poco por Valencia o Alicante, para darse cuenta de la cantidad de nuevas panaderías gourmet que están surgiendo como por arte de magia. Aunque la gran mayoría de ellas no sean más que cafeterías encubiertas con un mostrador de pan, lo cierto es que han conseguido que ya no sea tan difícil encontrar panes con algo de gracia: de semillas, con frutos secos, de chapata, de soja, de cebolla, pataquetas con ajo y perejil…
Sin embargo lo que ha acabado por confirmar mi teoría de que el pan vuelve a estar de moda es la reciente incorporación en la mayoría de supermercados Mercadona de un nuevo servicio de panadería a granel. En él, además de las clásicas barras ahora se puede elegir entre una serie de panecillos hechos con diferentes harinas, texturas e ingredientes.
Está claro que no dejan de ser masas industriales precocidas, congeladas y después horneadas en el supermercado, y dista mucho del concepto que debería mantener un horno tradicional, pero el simple hecho de que el Señor Roig coincida conmigo en que ‘comer pan mola mucho’ me llena de alegría y me ha devuelto la esperanza en la especie humana.
El pan feo
La última sorpresa del universo panadero me la llevé el sábado pasado cenando con unos amigos en el restaurante Carlos 13 de Alicante.Pedimos una tabla de quesos para picar, y en lugar de servirlos con los clásicos colines, nos sacaron unas curiosas mini-barritas de pan. Las llamaban ‘Pan Feo’, pero de feo solo tenían el nombre.
En esencia son unas cañitas que parecen rosquilletas pero tienen forma de barra de pan…y saben a pan, que es lo más importante. Investigando un poquito he descubierto que quien ha puesto de moda estos panecitos en miniatura es una panadería de Albacete. Se llama la panadería Jesús, y es uno de esos negocios de toda la vida, que han sabido hacerse un nuevo hueco en el mercado de los productos gourmet. Según dicen llevan más de dos siglos haciendo pan, así que algo deben de saber sobre el tema.
Por lo visto la fama de su pan feo ha corrido como la espuma y poco a poco va siendo conocido por toda España. El hecho de que yo haya acompañado mi cena en Alicante con sus panecitos de Albacete es la prueba de ello. Así que bendita globalización y bendito pan nuestro de cada día.
Por cierto, este es el vídeo que hicimos aquella noche sobre el Restaurante Carlos 13 de Alicante.
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Me apunto a tu fanatismo por el pan, no sé si es porque mi padre era repartidor y de pequeña yo le acompañaba con la furgoneta a todas las pedanías de La Romana o porque, como tú bien dices, es un alimento muy nuestro. Yo lo comería a todas horas. Y me lo puedo comer solo, a mos reó, como decimos en el Vinalopó Mitjà. Tengo que decirte que en España está dejando de hacerse buen pan. En cambio aquí en Italia, en Roma concretamente, se hace un pan como el de antes. Hay muchísimas variedades pero el de ciciolo, el de pueblo, es de morirse. Hace poco compré una hogaza y me duró 10 días, con eso te lo digo todo. Yo también celebro los muchos negocios que han surgido al respecto en España, y el de centeno es uno de mis preferidos (al mismo tiempo que es odiado por mi abuela y la gente de su generación por motivos obvios). Me apunto el restaurante de Alicante para la próxima vez.
Totalmente de acuerdo Carol. Cuando yo estuve viviendo en Milán flipaba con los cientos de variedades de panes, grisines, rosquilletas y demás que había hasta en la panadería más escondida del barrio. ¡Hay que reconocer que en eso los italianos saben lo que hacen!
¡Viva el pan!
Un besazo
Mi padre es panadero desde los 13 años y tiene 62. Me gusta mucho el pan y lo como con todas las comidas. Una cosa que más detesto es ir a un restaurante o bar, pedir de comer y que te saquen la comida sin haberte sacado el pan, o que te lo den escaso y haya que pedirlo 3 veces en la misma comida al camarero. UFFFFFFFFFFFFF
Así es. ¡Cuánto puede cambiar un plato por el simple hecho de acompañarse con pan! Y sino, que alguien pruebe a comerse unos huevos fritos sin caer en la tentación de mojar la yema.
Un saludo