Hay veces que nos empeñamos en viajar a países exóticos a visitar sus tesoros naturales y por otro lado nos cuesta descubrir las maravillas que tenemos a la vuelta de la esquina.
Seguro que si pregunto a cualquiera qué es L’Altet, me dirán que un aeropuerto. Sin embargo es también una población que esconde en su término inmensos tesoros naturales.
El Fondet de la Senieta
Llama la atención que a tan solo cinco minutos de la pista de despegue del propio aeropuerto podamos encontrar magníficas playas, humedales, saladares y un auténtico paraíso para las aves y la fauna endémica.
Este fin de semana hemos podido comprobarlo en nuestras propias carnes. A través de una excursión organizada por la Asociación DUNASS alrededor de 300 personas nos hemos adentrado en el paraje conocido como el Fondet de la Senieta.
Fauna y flora del Fondet de la Senieta
Se trata de un humedal situado en el límite con el paraje protegido del Clot de Galvany y que ahora, debido a la especulación urbanística salvaje que reina en la zona, corre el peligro de desaparecer convertido en megaurbanizaciones turísticas y complejos deportivos.
Durante la visita, que puede hacerse en familia perfectamente, hemos podido descubrir la flora endémica como el curioso ‘Espárrago de mar’, (salicornia europeae) una planta que por su característico sabor salado está comenzando a utilizarse como condimento en la alta cocina.
Aves de todo tipo han salido a saludarnos y hemos podido apreciar como utilizan los troncos de las viejas palmeras para agujerearlos con sus picos y fabricar en ellas sus nidos.
Tesoros arqueológicos junto al aeropuerto de L’Altet
Pese a todo, lo que más ha conseguido captar nuestra atención han sido los numerosos restos que aparecían a nuestro paso de los antiguos pobladores de la zona. Varias norias y un aljibe árabe, que pese a poseer más de 6 siglos de antigüedad todavía se conservan en bastante buen estado.
Pero sin duda la estrella de la excursión ha sido la visita al inmenso sistema dunar y poder visitar e introducirnos por ‘La Mina de agua’, una galería de más de 500 metros construída a principios del siglo pasado picando sobre la roca viva. Toda una proeza de la ingeniería elaborada por las gentes del lugar.
En definitiva ha sido todo un hallazgo el conocer que, a tan solo unos minutos de casa, existen todavía lugares con este encanto, donde antes solo pensaba que había un simple trozo de monte entre el aeropuerto y la playa.
Por eso es tan importante conseguir entre todos frenar su destrucción de la mejor manera que existe, visitando, conociendo, aprendiendo y abriendo los ojos a lo verdaderamente importante.
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Un artículo grandioso para un sitio grandioso, me ha encantado.
Me alegro de que te gustara. Yo también creo que fue una visita muy especial.
La semana pasada pasé por el Altet camino a Torrevieja y me quedé sorprendido por el paraje natural tan alucinante y a la vez desconocido que tiene Alicante.
Muy buen artículo. Una pena que la corrupción siga siendo pasto de preciosos y valisos rincones como éste.