Desde hace un tiempo en Alicante se ha cambiado el salir por la noche al mediodía. Es lo que se conoce como el tardeo.
¿Te imaginas una pelota de masa de turrón, rebozada y frita cubierta de helado de vainilla? Quizá a priori no suene lo más sugerente del mundo pero probar estas curiosas croquetas dulces ha sido todo un descubrimiento culinario después de una tarde de tapeo en ‘La Jaca Paca’.
El tardeo en Alicante
Hace ya tiempo que en Alicante está de moda el ‘tardeo’. No tiene más secreto que alargar la picaeta del medio día en el fin de semana comiendo algo y luego tomando un cubata hasta la hora de cenar. El epicentro del asunto es la plaza del Mercado. Uno va por allí, se compra lo que le apetezca en cualquiera de los puestos de embutidos, frutos secos y charcutería y se lo zampa tan a gusto en medio del gentío.
Aunque ya han surgido, como siempre pasa, detractores que lo comparan con el botellón, lo que hace curiosa a esta costumbre de picar algo de pie en la plaza es la edad de los que lo practican. Viejóvenes de veintimuchos y trentaytantos para arriba que han cambiado ya sus hábitos de ocio y que disfrutan más aprovechando el día que la noche.
Cuando se acerca la hora de comer, son los bares cercanos a la plaza los que atraen a los clientes, y a 10 metros de allí, en la calle Poeta Quintana, La Jaca Paca es uno de los más solicitados. El que busque servicio refinado y manteles de seda quizá es mejor que no se acerque por allí. El ambiente es informal, divertido y básico, aunque la comida no está nada mal. Su especialidad, las croquetas de todo tipo.
Si os apetece echarle una ojeada este es el vídeo que hicimos mientras comíamos.
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Bien, la verdad es que la combinación puede chocar pero mira, ahora te dejo yo otra. Un sábado fui a cenar a La Musa en Madrid, la que está en la plaza de la Paja, en La Latina. Este espacio del grupo La Musa es muy original (tiene otros en la ciudad que no son iguales). Nada más entrar está el restaurante (aconsejo los tomates verdes fritos mmmmm….) y en el sótano ahora tienen un espacio para tomar cañas y charlar o jugar al ping pong (sí, has leído bien) que se llama Downstairs pero que antes era un restaurante independiente con diferente carta pero de la misma empresa, eso si el menú era mucho más original. Bien, pues allí probé unos churros con foie de-mo-rir-se. Servían el entrante como un desayuno normal: un plato con churros y una taza, solo que en lugar del café con leche o el chocolate para mojar te servían un mousse de foie. A alguno de la mesa le dio cosa probarlo, pero a mí me encanta experimentar con la gastronomía y no me disgustó. Por cierto, me encanta ti blog.
¡Gracias Carol!
La verdad es que no hay nada como dejarse sorprender y arriesgarse a descubrir cosas nuevas.
Un abrazo